TENER UNA AMANTE ES PERJUDICIAL PARA LA SALUD AFECTIVA

Uno de los más potentes beneficios de cultivar la Positividad es que amplia nuestra mente. Alimentarse de Emociones Positivas nos permite tener una mayor apertura, poco a poco nos va liberando de las cadenas, de la tiranía de nuestros genes y nuestros memes.

Hoy voy a hablarte de una esclavitud; de un comportamiento que nuestra sociedad de consumo celebra y padece. Quizá mi postura sea políticamente incorrecta, incluso corre el riesgo de ser tildada de moralista y mojigata. Sin embargo, dados los problemas individuales, familiares y sociales que dicho fenómeno causa, bien vale la pena atreverse a reflexionar al respecto.

Empecemos pues por la tesis:

“Tener una amante es perjudicial para la salud”

Para no dar lugar a interpretaciones “romanticonas” del concepto, entiéndase por amante a la moza, querida, concubina, vacilón, arrocito en bajo, tinieblo, amigos especiales, etc…

¿Por qué es tan perjudicial para la salud mental y afectiva tener una amante?

En primer lugar, arranquemos con el componente biológico del fenómeno.

Quien se busca una amante esta ávido de experimentar emociones intensas. Al principio, la dopamina es la recompensa por alcanzar el objetivo, entonces sentimos un gran placer –efímero por demás-, pero detrás de éste –en la gran mayoría de los casos- viene la culpa y con ella el estrés, es decir, la cortisol liberada por las glándulas suprarrenales cuando estamos expuestos a algo que psicológicamente nos inquieta; esconder la pilatuna, inventar mentiras, planear coartadas. Todos estos actos demandan el gasto de una gran cantidad de energía psíquica, e inevitablemente activan otra emoción: el miedo a hallarnos descubiertos.

Psicológicamente hablando, se pone en evidencia la fragilidad afectiva de quienes participan de esta tragicomedia. Cuando una mujer se presta para el juego básicamente son varios los motivos que la mueven: una profunda soledad, una baja Autoestima, un pobre Autocuidado o en su defecto, el deseo de mejorar sus condiciones materiales a través de los recursos que le provee su interlocutor.

Los hombres buscan novedad y si es necesario pagar por ella, se hace. Aunque hoy en día tampoco es extraño ver hombres que también sucumben al metálico con damas maduras. En ambos casos se pone en evidencia su falta de Autogobierno.

Ambos actores, finalmente son egoístas, solo actúan pensando en sus propios intereses.

A la larga esta es una dinámica que atrapa porque dichas relaciones se ven envueltas en una lógica de consumo, de usar y “tirar”, nos vamos convirtiendo en marionetas desechables, y esto, inevitablemente tarde o temprano pasa la cuenta de cobro.

Y aquí es donde entra el componente sociológico.

La infidelidad es la segunda causa de divorcio después de la infertilidad. Cuando explota la bomba aparece la tragedia; lo peor es que es una catástrofe psicológica cuyos daños colaterales dejan a su paso víctimas inocentes. Los más de ellos: nuestros hijos, a quienes decimos “amar”, por quienes aparentemente damos la vida; son ellos los que más sufren, son ellos lo que terminan pagando los platos rotos por nuestra incompetencia afectiva.

Cuando tenemos una amante no solamente engañamos a nuestra pareja, también a nuestros hijos y lo peor del caso: a nosotros mismos. Claro, somos muy hábiles para hallar excusas, construir sofisticadas justificaciones, como la que alguna vez le escuche a un actorcito mexicano: “se es infiel porque se busca por fuera lo que no hay en casa” falso!!!, yo diría más bien que se es infiel porque buscamos por fuera lo que no hay en nosotros mismos.

Desde que existimos como especie e incluso más atrás, la infidelidad ha estado siempre presente. No fuimos diseñados para ser monógamos por naturaleza, la promiscuidad viene programada en nuestros genes, esa es nuestra animalidad; pero la buena noticia es que podemos alterar esa programación, de hecho, es eso lo que nos hace humanos.

Aprehender a construir vínculos sanos, afectivamente estables, debería ser una apuesta de nuestra sociedad. Propósito que nos beneficia como individuos, pero también como parejas, padres, ciudadanos. Basta con revisar los datos de Medicina Legal para encontrar toda la cantidad de delitos relacionados con el solo hecho de tener una amante: crímenes pasionales, suicidios, violencia intrafamiliar, maltrato infantil y un largo etc.

Cuando una familia se rompe es como si un órgano de nuestro cuerpo se afectara, si es verdad que las sociedades son sistemas complejos, quiere decir que éstas también se enferman, desarrollan patologías sociales y el origen de muchas de esas patologías está precisamente en las familias rotas, en los hijos que se quedan sin padres, sin tutores afectivos, sin adultos equilibrados que los preparen para sobrevivir, vivir y convivir, quedando así como casi seguros candidatos a engrosar las filas de los denominados antisociales: adictos, asesinos, suicidas, ladrones, delincuentes de todo tipo, desde el más callejero, hasta el más encopetado de cuello blanco. ¿No lo vemos a diario en las noticias? ¿No sientes Tú los efectos?

Por todo lo anterior y por muchos motivos más que poco a poco iremos desarrollando, es que tener una amante es perjudicial para la  salud, no sólo del individuo, sino de la familia y la sociedad en general.

Por eso es que no voy a tener una amante y como bien dirían los Talentosos de Shakira y Alejandro Saenz:

“Te lo agradezco, pero no”

ORIENTACIÓN Y TERAPIA AFECTIVA DE PAREJA

Somos una Pareja y estamos convencidos de una Verdad Vital que tiene dos caras: por un lado, la Vida en Pareja puede llegar a ser la más nutritiva y deliciosa fuente de Alimento Afectivo para un ser humano a lo largo de su vida. Pero también, la vida en pareja puede empezar siendo una ingenua ilusión emocional, para después convertirse con el paso del tiempo en la más fastidiosa, amarga, estresante y dolorosa fuente de intranquilidad y Mal-Estar Afectivo.

Como Pareja nos apasiona trabajar con y por otras Parejas. Ayudarles a resolver sus conflictos, Orientarlos y Formarlos. Esta es nuestra Causa Vital. Para esto nacimos. Nos dimos cuenta que nuestra sociedad demanda a gritos este tipo de guía y por eso hacemos lo que hacemos.

De modo que si tienes algún conflicto, y estas sufriendo en tu relación, te ofrecemos nuestra ayuda. Sabemos los estragos que estos problemas causan en la vida de una persona, pero éstos no se resolverán si no asumes una actitud proactiva.

No esperes que el otro cambie, toma la iniciativa, al final siempre ganaras. Si se resuelve el conflicto y continúas con tu pareja, ganas. Si la solución del conflicto es terminar con tu pareja también ganaras, la razón es que te podrás liberar de una dañina fuente de Mal-Estar Afectivo. Lo mejor de todo es que empezaras a comprehender como funciona esto del emparejamiento y tendrás una nueva oportunidad. No volverás a repetir la historia.

Date la oportunidad de aprehender a vivir una satisfactoria vida de pareja. Solo necesitas ejemplos, experiencias y conocimientos que te permitan re-estructurar los afectos, creencias y prácticas necesarios para lograr que tu relación de pareja funcione y sea fuente de Bien-Estar.  

 

EL MAL-ESTAR AFECTIVO

El MAL-ESTAR AFECTIVO es una dolorosa realidad humana. Puede ser tan pasajero como un fugaz dolor de cabeza, o tan crónico como una insoportable migraña. El malestar afectivo es ocasional, mientras que el  MAL-ESTAR AFECTIVO  es permanente. Mientras redacto estas líneas constato que no es fácil hablar sobre este tema. Al fin de cuentas quien lo escribe es una subjetividad afectiva, intentando reflexionar sobre una objetividad afectiva. Quizá la diferencia radique en que soy una subjetividad afectiva cuyo afortunado Trabajo es estudiar su propio mundo afectivo y el de los demás.

Pero mi intención no es impresionar sino aclarar. Y eso justamente es lo que nuestra sociedad actual requiere sobre este tema tan intenso como lo es la afectividad humana. Claridad en medio de este nebuloso maremágnum de afectos. Indudablemente, al mundo humano lo mueven los afectos. Como diría mi Luz, “la afectividad es el motor de la existencia”. Desde que te levantas hasta que te acuestas, ni siquiera durmiendo deja el Sistema Afectivo de funcionar. Las emociones están todo el tiempo a flor de piel, invaden todo nuestro ser, son tan presentes y vitales como la sangre para nuestro cuerpo.

Pero así como el sistema sanguíneo se puede contaminar de agentes tóxicos, lo mismo puede ocurrir con el Sistema Afectivo. Como Seres Afectivos que somos no estamos exentos a experimentar malestares afectivos; momentos de iratristezamiedoansiedadangustia. Esto puede ser pasajero y si estamos al mando de nuestra vida afectiva podremos tener dominio sobre estos episodios, evacuarlos, la cuestión no es evitar que sucedan, el asunto es no permitir que se conviertan en estados crónicos que nos sumerjan en un doloroso MAL-ESTAR AFECTIVO, haga metástasis y afecte los demás escenarios de  nuestra vida.

Son las ocho de la mañana y acabo de sostener una conversación sobre este tema con mi Luz. Gracias a ella he logrado tener una mayor comprehension de la diferencia entre MAL-ESTAR AFECTIVO y malestar afectivo. Sin embargo, para poder explicártela necesito presentarte la contraparte de este concepto, me refiero al BIEN-ESTAR AFECTIVO. Éste también tiene su versión pasajera, es decir, el bienestar afectivo.

El BIEN-ESTAR AFECTIVO y el MAL-ESTAR AFECTIVO son la consecuencia de nuestras acciones. Pongamos por caso tres roles. Tres papeles vitales de nuestra adultez; nuestra vida de pareja, nuestro rol como padres y nuestro trabajo.

De nuestro desempeño en estos tres escenarios vitales depende nuestro BIEN-ESTAR AFECTIVO o nuestro MAL-ESTAR AFECTIVO. Veamos como opera esto en el vínculo de pareja.

Podemos hacer de nuestra relación de pareja una nutritiva fuente de BIEN-ESTAR o una engañosa fuente de bienestar. ¿Cuál es la diferencia entre uno y otro?

Una relación de pareja que es fuente de BIEN-ESTAR es aquella que esta mediada o alimentada por Actitudes.

La Actitud es un tipo de afecto que se caracteriza por nuestra capacidad de pensar SIEMPRE en el otro a la hora de actuar. Esto es, de Valorarlo; cuidarlo, apreciarlo, no hacerle daño con nuestras acciones. Esto significa serle fiel, generoso, bondadoso, ser alimento afectivo para el otro. Cuando esto sucede, nos convertimos en fuente de seguridad, tranquilidad, apoyo y confianza para nuestra pareja. En una palabra; en fuente de BIEN-ESTAR.

No obstante, para que esto sea posible los dos miembros de la pareja tienen que hablar el mismo idioma, el idioma de las Actitudes.  Ambos deben actuar basados en Actitudes. Porque cuando no es así, cuando solo a un miembro de la pareja lo mueven las Actitudes y al otro sentimientos y emociones, lo que se presenta es un peligroso desequilibrio que puede desencadenar en un parasitismo afectivo, es decir, una película en la que uno de los miembros pide, pide, pide y pide, pero pocas veces da. Y cuando lo hace, no lo disfruta genuinamente, de hecho, lo saca en cara cuando puede.

Precisamente, estos personajes son fuente de ilusorio bienestar afectivo. Esto es, nos pueden hacer experimentar emociones muy intensas como el placer e incluso como el amor en su estado sentimental, pero también pueden resultar sumamente peligrosos, dado que su pobre Desarrollo Afectivo los lleva a actuar egoístamente, a pensar solo en ellos, a no tener consideración con el dolor del otro, a engañar, ser infieles, manipuladores, despiadados, a convertirse en una amarga fuente de MAL-ESTAR AFECTIVO. En otras palabras, en fuente de ansiedad, angustia, pena, tristeza, zozobra, melancolía, ira, preocupación, estress e intranquilidad permanente. Todo este coctel es lo que termina finalmente enfermando el cuerpo.

El problema con el MAL-ESTAR AFECTIVO es que corremos el riesgo de acostumbrarnos a convivir en él. A apaciguarle con efímeros momentos de bienestar. Mas específicamente con fugaces momentos de placer que nos lleven a escapar -así sea por un pequeño instante- de esa pesada carga afectiva que llevamos sobre nuestros hombros, de esa punzante ansiedad que nos roba la tranquilidad. Esto significa, ni mas ni menos, exponernos a un mal mayor: las adicciones. ¿Por qué?

Para poder comprehender esto, hace falta una precisión sobre la ansiedad. Este estado afectivo tiene dos caras. Por un lado, hay un tipo de ansiedad que nos moviliza, que nos impulsa a actuar, a hacer. Esta es la ansiedad que se relaciona con el BIEN-ESTAR, porque nos incita a movernos a estar en acción para mantenernos fluyendo. Diríamos que este es un tipo de ansiedad positiva. En cambio, la ansiedad relacionada con el MAL-ESTAR, es la ansiedad negativa, esa que nos arrebata la tranquilidad. Ante esta situación, nuestro organismo instintivamente busca el equilibrio afectivo apelando al afecto que más tiene a la mano: la emoción  del placer.

Cuando uno se acerca al placer, no como una fuente de disfrute sino como una vía de escape, se expone a la adicción. Hoy, vivimos ante una sobreoferta de placeres. La satisfacción del placer es quizá la mayor industria del mundo. Cigarrillos, drogas, alcohol, sexo, comida chatarra, cafeína, juego, y un sinfín de calmantes afectivos. Cuando llevamos una vida de Mal-Estar, su agravante es la adicción. Sin duda alguna.

Quisiera terminar esta primera aproximación a uno de los conceptos centrales de la Afectología, concluyendo y haciendo énfasis en que el MAL-ESTAR depende exclusivamente del desempeño que tengamos en los roles de la existencia. Si nos enfrascamos en relaciones de pareja en las que somos incapaces de actuar basados en Actitudes, y lo que es peor, elegimos personajes igual o peor de egoístas a nosotros, lo más seguro es que sufriremos.

Si no somos capaces de asumir nuestro rol como padres y nos dejamos llevar por nuestros instintos, por ir detrás de novedad sexual, lo mas seguro es que sufriremos.

Y si  no somos capaces de cultivar nuestro talento, si dependemos económicamente de un empleo inestable, si le tenemos miedo a la Autonomía, lo mas seguro es que sufriremos.

Esto es el MAL-ESTAR AFECTIVO, sufrir. Y el sufrimiento trae intranquilidad y detrás de ésta viene la infelicidad.

De modo que nuestro MAL-ESTAR AFECTIVO no es culpa de nadie y el BIEN-ESTAR es responsabilidad nuestra.

LA EQUIDAD DE GENERO SE CONSTRUYE

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El feminismo es el extremo del machismo. La equidad de genero no es una lucha sino una construcción.

Una Construcción que requiere el trabajo de dos. La mujer y el hombre. Ambos, construyendo una vida compartida orientada precisamente por la Equidad de Genero en acción.

Esto es, Trabajando Juntos en la Construcción de su relación de pareja. Edificación que requiere solidez para evitar los ataques de los depredadores que acechan en el viaje por la vida en pareja. Depredadores que traen consigo la semilla de la infidelidad y la traición. Dos venenos afectivos potencialmente letales para la relación.

La Equidad de Genero se lleva a la practica VIVIENDOLA, esto es, Trabajando Juntos en la FORMACIÓN de sus hijos. Hombro a Hombro procurando el Desarrollo Afectivo e Intelectual de sus cachorritos humanos, ademas de la exploración, identificación y desarrollo de su Talento.

Y la Equidad de Genero se Vive Cazando y Recolectando Juntos. Esto es, Trabajando unidos en la búsqueda de recursos afectivos, intelectuales y materiales que les permita mantener a flote su barco y llevarlo a diversos destinos para recoger pasajeros que quieran vivir en su mundo.

YO PERDONÉ Y SUPERÉ LA INFIDELIDAD DE MI PAREJA

 

 

La infidelidad conyugal se encuentra presente en todas las culturas humanas y en muchas otras especies animales. El animal humano es infiel por naturaleza. Es conveniente reconocer y comprehender el funcionamiento de nuestra naturaleza salvaje, egoísta; solo así podremos vislumbrar y formar lo genuinamente humano, benevolente, altruista.

Vivimos en una cultura donde la infidelidad es la regla. Nuestra cultura refuerza lo que la egoísta naturaleza infiel nos dicta. Somos animalitos salvajes que al ser guiados por el instinto terminamos dañando todo lo que se atraviese en nuestro camino. Se supone que la cultura, el entorno en el que crecemos tiene la responsabilidad de humanizarnos; de  propiciar el desarrollo de Habilidades Afectivas como el Autogobierno y la Empatía. El Autogobierno posibilita que  lleguemos a tener dominio sobre una de nuestras emociones más básicas e imperantes, el placer. La Empatía nos permite aprender a pensar en el otro antes de actuar, sentir el dolor, el daño que le causaríamos a nuestra pareja al serle infiel. Esto es lo que finalmente nos inhibe de ser infieles. Palabras más, palabras menos, la fidelidad se enseña y se aprende.

Yo viví  la infidelidad en carne propia. Cuando mi actual relación de pareja estaba en sus inicios, la infidelidad irrumpió en mi relación sin clemencia, sin piedad. Ahora lo puedo recordar sin rabia y sin dolor, porque logré perdonarme a mi misma y perdonar a mi pareja.

Sobreponerme a la infidelidad no fue una tarea para nada fácil, pero afortunadamente lo logré. Lo logré porque no me permití olvidarme de mí misma, por ir detrás del dolor  que me había causado mi pareja. Lo logré porque decidí sacar fuerzas desde lo más profundo de mi ser, para ponerle la cara al dolor  y hacerle saber que no podría conmigo. Lo logré porque enfoqué mi atención en identificar la enseñanza, la lección que la Vida quería darme. Lo logré porque luego de mucho darle vueltas a la situación, identifique con claridad que detrás de esa dificultad había una gran oportunidad de aprendizaje. Lo logré porque me permití conocerme mejor; saber de qué estaba hecha, qué quería, qué no quería, qué podía, para dónde iba y cómo llegaría. Lo logré porque acordé valorarme mejor; evaluar mis emociones, sentimientos y actitudes, evaluar mis creencias con respecto a la pareja, evaluar mis prácticas. Cuidarme más, apreciarme más.

En conclusión, lo logré porque gracias a que me permití acercarme aun más a mí misma, me perdoné por haber permitido que otra persona me causara un profundo Mal-Estar Afectivo.

Perdonar; definitivamente perdonar es lo que nos deja sintiéndonos mucho mejor, es lo que nos permite recuperar la tranquilidad perdida. Perdonarnos a nosotros mismos y perdonar a nuestra pareja. Aunque -valga la salvedad- si bien es cierto estamos obligados a perdonar para recobrar el equilibrio, no estamos obligados a continuar en la relación y menos, cuando nuestra infiel pareja no deja ver una clara voluntad e intención de repararnos con hechos concretos, que contribuyan con nuestra tranquilidad.

Yo perdoné la infidelidad porque mi pareja realmente se esmeró en llevar a la práctica acciones concretas, que contribuyeron con mi tranquilidad. En vista que él manifestaba una férrea voluntad por repararme y arrepentimiento, -a mi criterio genuino- lo que hice fue apelar a mi sentido de justicia y a mi más profundo sentir para hacerle saber con firmeza cómo me podía reparar. Con criterio y consistencia puse sobre la mesa las nuevas reglas del juego. Él se dedicó a esforzarse cada día por cumplir una a una mis peticiones, aunque no fue nada fácil, tanto él como yo nos mantuvimos pacientes, porque comprendíamos que se requería tiempo para ir haciendo grandes consignaciones al banco de confianza que había quedado en déficit.

Acordamos que la confianza no se podía exigir, que era necesario construirla momento a momento, día a día. Y aunque por momentos él pretendía resistirse a ciertas reglas, mi firmeza y su voluntad lo volvían a encausar y lo obligaban a actuar coherentemente. Yo simplemente me pregunté a mí misma qué necesitaba para estar tranquila y me convencí de por qué, ciertas peticiones que le había hecho libres de caprichos o arbitrariedades, debían ser innegociables.

Sabia que debía mantenerme firme, de cualquier forma iba a ganar, si él demostraba con hechos concretos su intención de construir, sería el inicio de una relación más tranquila y productiva para los dos. Y si se negaba a dar, a reconocer, a reparar, a transformar de forma autentica esa dolorosa realidad; pues me liberaría de un nocivo vínculo y podría seguir avanzando por la vida sin culpa, sin cargas. Lo único que realmente temía perder era la buena relación que tenía conmigo misma. Temía perderme a mi misma, por eso sabía que debía ser coherente.

En términos generales yo perdoné la infidelidad  porque primero me perdoné a mi misma. Y segundo, porque mi pareja se dedicó a repararme conscientemente, con hechos concretos me demostró que estaba dispuesto a aprender a valorar, cuidar y apreciar lo que tenía conmigo.

Pero esto no fue suficiente, los dos estábamos plenamente conscientes de la egoísta naturaleza humana; recuerdo que por aquel entonces nos adentramos en la obra de un riguroso divulgador científico que ha estado presente desde que nos conocimos, Antonio Vélez, quien en su libro Homo Sapiens afirma lo siguiente:

“La tendencia natural de los humanos va dirigida a buscar novedad y variedad, movidos  por la inevitable pérdida  de interés sexual hacia la pareja ya conocida (…) Mirada desde el punto de vista evolutivo, la conducta poligámica amplía apreciablemente la variedad genética de los descendientes. Es una manera eficiente y placentera de potenciar el efecto de variabilidad inducido por la reproducción sexual, aunque no exenta de riesgos y costos. La tendencia a  la promiscuidad sexual, que tantos líos sociales acarrea, puede tener su asiento en viejos y resistentes genes heredados desde tiempos muy antiguos, cuando todavía era muy importante para el individuo tener muchos y variados descendientes. Ya no cumplen esa función pero siguen ahí.”

A todo esto le sumamos la inequidad de esta vibrante cultura, la cual nos lleva a tener creencias y prácticas que con frecuencia dejan en desventaja a la mujer.  Por ejemplo, estamos muy cercanos  de la postura frente a la infidelidad que existía en la cultura griega: “La infidelidad de la esposa, trae la desgracia al marido que se convierte en un  keratas,  el peor insulto que un griego puede recibir, un vergonzoso epíteto con connotaciones de debilidad e insuficiencia. Aunque es socialmente aceptable que una esposa tolere a un marido infiel, no lo es que un hombre tolere a una esposa infiel, y si lo hace, se le ridiculiza por  comportamiento poco viril.”[1]

Como diría Antonio Vélez, “en estos asuntos entra en acción el infaltable egoísmo humano, y de la mezcla surge una paradoja de la conducta, y ante todo, una injusticia: poligamia para mí; monogamia estricta para la pareja. Desde la perspectiva evolutiva se explica la injusticia, pues la justicia no ha sido nunca criterio de selección, y si lo ha sido la injusticia. (…) El impulso general es a ser polígamos de pensamiento, de intención, de deseo, aunque en más de una ocasión la poligamia factual no se lleve a cabo.”

Quienes hemos sido victimas de la despiadada infidelidad sabemos que el dolor que se siente es voraz y profundo. Ser victima de infidelidad nos deja  a todos por igual, sin distinción de sexo, sintiéndonos profundamente lastimados. Un eminente investigador del emparejamiento humano llamado David Buss comenta que “es doloroso ser la esposa de un hombre cuyos deseos de variedad sexual le conducen a la infidelidad. Y es igualmente doloroso ser el marido de una mujer cuyo deseo de proximidad emocional la conduce a buscar intimidad con otro hombre.”

Por todo  lo anterior, y actuando en concordancia con las investigaciones que ya veníamos haciendo sobre nuestro Mundo Afectivo, decidimos que era determinante para nuestra relación que nos dedicáramos de una vez por todas a  Trabajar Juntos   en la generación de recursos. Teníamos claro que una de las principales necesidades que debemos satisfacer en nuestra pareja es la de Atención, y que esa Atención esta representada en el Compartirse la mayor parte del tiempo para que sea posible un Conocimiento del otro cada vez mejor, y en esa medida una Interacción con el otro cada vez más efectiva, para que al final se obtenga como resultado un Aprecio mutuo cada vez más fuerte.

Entonces lo que hicimos fue fusionar nuestras pasiones, aptitudes, experiencias, talentos, sueños, afectos, creencias y dirigirnos en la misma dirección, ir detrás de los mismos sueños, de las mismas metas, de los mismos objetivos. Pasamos mucho tiempo juntos planeando, ejecutando y teniendo pequeñas victorias compartidas que  se han convertido en pegamento para nuestra relación. Realmente esto permite que se incremente el deseo de continuar construyendo juntos cada día.

Por otro lado, de esta forma también le ayudamos a nuestros organismos para que produzcan  de forma natural  la hormona de la confianza y del apego seguro: la oxitocina. La misma que producimos en gran cantidad las mujeres cuando tenemos un hijo.  Trabajar Juntos en la consecución de recursos definitivamente fue fundamental para nuestra relación. A propósito, existen estudios científicos que demuestran como los principales índices de infidelidad se presentan con compañeros de trabajo. Si trabajamos en la generación de recursos de la mano de nuestra pareja, reducimos considerablemente este riesgo.

Adicional a esto también Trabajamos Juntos en la Crianza de nuestros hijos y en la Construcción permanente de nuestra relación. A todo esto se le suma que gran parte de nuestro trabajo esta enfocado en la Orientación y Formación de Parejas. Parejas que quieran aprender a resolver sus conflictos para luego dedicarse a enseñarles a otras parejas a partir de su propia experiencia y de la formación que reciben con nosotros. Parejas que quieran dedicarse a trabajar como Parejas Formativas.

De esta forma NOS dedicamos a combatir nuestra egoísta naturaleza infiel.  Por esto y sólo por todo esto… Yo perdoné y superé la infidelidad de mi pareja.

¿Qué opinas?


[1] La evolución del deseo. Estrategias del emparejamiento humano. David Buss. Pag.206

LAS PAREJAS CHATARRA

En Estados Unidos la obesidad mórbida es un problema de Salud Publica. Los enlatados televisivos gringos suelen mostrarnos una imagen que es indicadora de esa realidad: niños y adultos obesos sentados frente a un televisor, consumiendo comida chatarra; pizza, hamburguesa, perros calientes, y todo un menú rápido y al instante como la Sociedad Norteamericana.

En Colombia, poco a poco esa cultura chatarra  se está apoderando de nuestros cuerpos y nuestras mentes. Los McDonalds proliferan, los hijos de madres permisivas le exigen a sus progenitoras su dosis semanal de hamburguesa y malteada. Madres que de forma complaciente alivian sus culpas por no poder (¿querer?) satisfacer a cabalidad las Necesidades Psicológicas de sus hijos. Es decir, por no poder Compartirse con ellos. No les queda tiempo. Cuando no es el trabajo el que apremia, son sus vicisitudes de pareja. Sus propias carencias afectivas, que en no pocas ocasiones buscan satisfacer con parejas chatarra.

Esta noción de parejas chatarra llegó a mi conciencia en plena acción. Ahora comprendo a Richard Sennet cuando argumenta que “hacer es pensar”.[1] Estábamos con la Mincha en una sesión de trabajo, y al frente del parque donde conversábamos con la persona que en ese momento orientábamos, había un local de una famosa marca de hamburguesas. De repente, para poder explicarle nuestra tipología de pareja, hice la conexión entre las Parejas Biológicas y la comida chatarra. Este artículo es la continuación de ese ejercicio, lo escribo para esa persona y de paso compartirlo con aquellos que siguen este espacio dedicado a la Formación Afectiva.

De todos es sabido que una comida chatarra es una comida rápida. Su propósito es satisfacer urgentemente una necesidad. Es muy poco nutritiva, aunque engañosamente efectiva para calmar el hambre del momento. Y si bien es cierto logra su objetivo, no se necesita ser un experto para deducir lo que le puede suceder a nuestro organismo si lo alimentamos a punta de perros calientes, hamburguesas, gaseosas de la “felicidad” y demás soluciones rápidas, que consumidas en exceso, tarde o temprano le pasan la cuenta de cobro a un cuerpo que no está adaptado para procesar adecuadamente esa clase de “alimentos”; que producen tanto placer al consumirlos pero que al mismo tiempo traen consigo un alto poder adictivo. Tanto que nos olvidamos de la importancia de comer sano y hasta hacemos oídos sordos de las recomendaciones para comer bien.

Pues bien, igual ocurre con las relaciones de pareja. Éstas, al igual que la comida, satisfacen una necesidad. Son una fuente de Alimento Afectivo. Y en la adultez, resulta ser el alimento más determinante en la dieta afectiva del individuo. Por eso su carencia o déficit, es el origen de tantos Malestares Afectivos. Los cuales, de no ser atendidos, pueden desencadenar los Desequilibrios Afectivos que le complican la existencia a tantos hombres y mujeres hambrientos de afecto.

Asi las cosas, cuando el Hambre Afectiva ataca, cuando no se ha aprendido a administrar la vida, no se hace un uso creativo de la soledad y cuando no se vive una Vida Creativa que nos nutra afectivamente; satisfacer esta necesidad con una pareja chatarra se va convirtiendo en un peligroso habito.

Las parejas chatarra son aquellas que solo satisfacen Necesidades Biológicas. Técnicamente hablando, cuando una nueva pareja llega a nuestras vidas, el cerebro recompensa esa conquista. Inmediatamente activa la producción de neurotransmisores como la dopamina y la norepinefrina, sustancias que llevan al individuo a experimentar una sensación de “bienestar”. Es casi como una enfermedad cuyos síntomas son la aceleración cardiaca, el aumento de la tensión, la sudoración en las manos, las cosquillas en el estomago, el pensamiento intrusivo (pensar en el otro en todo momento y lugar), la atención sostenida en el objeto del deseo, entre otros síntomas que le hacen creer al personaje que está “enamorado.”

Todos los anteriores síntomas, mas el coctel de la dopamina y la norepinefrina, activan la producción hormonal de testosterona y progesterona, cuya misión es aumentar la libido y conducir al organismo al siguiente nivel: el apareamiento. Una pareja chatarra entonces, satisface una Necesidad Biológica: el sexo.

Sentimos placer cuando comemos (así sea comida chatarra), o cuando estamos con una persona de sexo opuesto[2] (así sea una pareja chatarra) porque la especie no sobreviviría si no buscásemos comida y relación sexual.[3]

El problema con las parejas chatarra, al igual que con la comida chatarra, es que son muy poco nutritivas y en cambio si son supremamente perjudiciales para salud física y afectiva. Las parejas y la comida chatarra tienen un tentador aspecto, aparentemente son deliciosas. O ¿quién no salivaría frente a una gigantesca hamburguesa, un “sabroso” perro caliente, una “exquisita” pizza, unas crujientes papitas fritas, una “irresistible” malteada? Y ¿y quién no se ilusionaría frente a los cortejos de un hombre encantador, amable, buen conversador, con sentido del humor, “generoso”, simpático, que te habla al oído, te consciente, te mima, te atiende, te lleva y te trae, te promete el cielo y la tierra, e incluso te llega a decir que eres lo más importante de su vida? O ¿una mujer seductora, encantadora, generosa en sus manifestaciones de afecto, que apenas conoces y ya está a tu disposición?

No todos caen en esas tentaciones, pero los que lo hacen, terminan pagando un precio bastante alto. Una pareja chatarra es un lobo con piel de oveja. Cuando ya se ha cansado de ti, cuando consigue otra mejor proveedora (o proveedor), cuando ya no le representas un desafío, sino que por el contrario, le aburres; no dudará en marcharse, en sacar excusas para alejarse. ¿Y tu cómo vas a quedar?

Con desilusión, amargura, congoja, enojo. Con una dolorosa sensación de haber sido utilizado. Y si no tomas conciencia de lo nocivo que es esto para tu Salud Afectiva; entonces vas a adoptar una salida fácil y rápida como las comidas chatarra. Buscaras otro clavo porque creerás ingenuamente que un “clavo saca otro clavo”, repetirás la historia una y otra vez, te negaras a buscar orientación porque no reconocerás tu Malestar Afectivo. Mientras tanto, se acumulará tu soledad, de hecho, si te descuidas la depresión te llegará. De modo que si no te prestas atención, la ansiedad te atrapará y para calmarla, el cigarrillo, el alcohol, la promiscuidad y otras vías de escape te acecharán.

¿Qué salida queda entonces? Si acabaste de salir de una relación de pareja chatarra, permíteme recomendarte que hagas un alto en el camino. Tomate un tiempo para reflexionar, revisar tu vida, evitar que este Malestar Afectivo haga metástasis y termine afectando tus demás Escenarios de Interacción Vital, especialmente tu Trabajo y tu Familia.

Después hacer este alto en el camino, la tarea es salirte de ese círculo vicioso. Aprender lo que debes aprehender para atraer a tu vida a una Pareja Psicológica. Este tipo de pareja es alguien que está realmente interesado en tu Bienestar, en tu Felicidad, en satisfacer no solamente tus necesidades biológicas, sino en ser una grata compañía para ti. Y si resultan compartiendo afinidades, sueños y proyectos vitales, pues evolucionaran hacia una relación de Pareja Sociológica.

Pero no agotemos el tema en una sola entrega. Todavía hay mucha tela por cortar. Esta tipología es uno de los ladrillos de nuestro modelo de parejas y también, enseñanza clave del Oficio de Parejas Formativas.

Si sientes que te llegó la hora de hacer un alto en el camino y crees que necesitas una orientación en esta dimensión de tu vida, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Esa es justamente una de nuestras pasiones: Orientar hombres y mujeres que hayan perdido su rumbo en su Vida de Pareja.

Somos una Pareja Formativa, y estamos en capacidad de Orientar y Formar a otras parejas. ¿Te le mides?

 


[1] Richard Sennet “el artesano” Editorial Anagrama. 2009.

[2] O del mismo sexo en caso de que su orientación sea homosexual. La otra posibilidad natural, aunque marginal, de emparejamiento.

[3] Mihaly Csikszentmihalyi “Aprender a Fluir” Editorial Kairos. 1997.

VALORA A TU PAREJA Y EVITARAS DOLOROSOS CONFLICTOS

Esta mañana me levanté pensando que en realidad yo trabajo para la Vida, le sirvo a la Vida. Analizando mi propia historia vital me doy cuenta que la mayoría de mis acciones como ser humano han estado encaminadas a aprehender a ser un trabajador de la Vida. Ahora comprendo el por qué de la dureza y crudeza de mi infancia, sin saberlo, la Vida me estaba marcando un sendero para llegar a servirle.

Como maestra, la Vida encarna la máxima sabiduría. La clave esta en aprehender a escucharla; observarla, conocerla, estar con todos nuestros sentidos dispuestos para captar sus enseñanzas.

Pues bien, el 31 de octubre pasado, reconocimos con mi Mincha el concepto que sintetiza la forma como nosotros le estamos sirviendo a la Vida. Después de un largo y extenuante viaje llegamos a la Afectología.  

Una de las parcelas de este nuevo territorio es la Vida en Pareja. De la calidad de este Vinculo Afectivo depende que el viaje por la vida se haga con Bien-Estar, tranquilos y felices; o con Mal-Estar, intranquilos e infelices. Por eso resulta tan importante, absolutamente determinante, aprehender a construir nuestra relación de pareja.

Tener la fortuna de Vivir en pareja es un Curso que la Vida nos ofrece, no solo para tener sexo, ni únicamente para gozar de compañía, sino también, para cultivar y desarrollar Habilidades Afectivas que nos den la oportunidad de ser mejores Seres Humanos, de ser mejores Aprehendices en el Oficio de Vivir y Convivir.

A veces somos malos estudiantes de la Vida en Pareja, perdemos ciertas materias, incluso, hasta reprobamos el año. Pero en el curso vital de la Vida en Pareja hay una materia que es esencial para ganar el año, para poder vivir un fin de año tranquilo, me refiero a la Valoración de nuestra pareja.

Cuando uno pierde esta materia desata conflictos. Al principio son unas pequeñas chispitas, pero cuando se acumulan, se arman voraces incendios. No es exagerado afirmar que incluso puede convertir la Vida en Pareja en un verdadero infierno; de esos que absorben tu energía, te enferman y afectan tu tranquilidad.

Valorar a nuestra pareja significa cuidarla, evaluar sus acciones con la mayor justicia posible, escucharla, reconocer sus aportes a la relación, exaltarlos, y sobre todo, Valorar a nuestra pareja significa apreciarla.

Cuando uno no cuida a su pareja, y no la defiende de los ataques de ciertos depredadores, corre el riesgo de que se le enferme su relación. Esta es justamente la enseñanza que capté de la Vida en estos días.

Resulta que hay un depredador que puede llegar a ser letal para la relación de pareja si no se le marcan límites a tiempo. Es sumamente difícil reconocerlo, pues esta amenaza es camaleónica, suele camuflarse, es como una especie de lobo con piel de oveja. Pero no solamente su camuflaje hace difícil el reconocimiento de este depredador, sino que, por tratarse de un vínculo tan cercano a nuestras vidas, afecta hondamente nuestros sentimientos. Hablo de la Familia de Origen, específicamente de los padres y hermanos, es decir, los suegros y cuñados de nuestra pareja.

Hay que aceptarlo, existen familias de origen que favorecen la relación, son un valioso apoyo, nos ayudan a crecer como pareja, a construir nuestra relación, a criar a nuestros hijos y hasta a producir recursos. Pero también es cierto que hay otras que son lamentables, un verdadero peligro, una autentica amenaza, y cuando atacan dejan heridas tan profundas y dolorosas que a nuestras pobres parejas les cuesta mucho cicatrizar. Tanto que a muchas se les convierte en un verdadero problema afectivo.

Cuando nuestra pareja ha sido victima de maltrato por parte de nuestra Familia de Origen, y además uno fue indiferente a esa situación; no la defendió en su momento, no la cuidó en su momento, no la valoró en su  momento, provocamos en ella un Mal-Estar Afectivo que inevitablemente lastima la relación.

Ese Mal-Estar Afectivo -como bien me lo enseñó la Vida a través de Eckhart Tolle– toma la forma de culpa, lamento, resentimiento, queja, tristeza, amargura y todas las formas de la falta de perdón que son causadas por exceso de pasado y falta de presencia.

La falta de presencia significa la dificultad para superar ese pasado. En esta situación cae nuestra pareja. La pregunta obligada es… ¿Cómo salir de ahí?

Indudablemente la sanación de esa herida debe ser un trabajo de los dos. Nuestra pareja perdonando, sacándose esas espinas afectivas de su corazón. El perdón es un regalo que nuestra pareja misma se debe dar. De lo contrario, seguirá atada en el pasado y se privará de disfrutar su presente, además se oscurecerá su futuro porque vivirá con zozobra, sin saber que hacer. Esto significa dejar a un lado el papel de victima y asumir una actitud mas proactiva en la solución de la situación, ocupándose de lo único sobre lo que puede tener control: su propia vida.

En el caso nuestro la tarea es reparar. Hacerlo quiere decir, en primer lugar, reconocer que somos responsables por acción u omisión de lo ocurrido con nuestra pareja. Y en segundo lugar, reparar el daño, no solo con un acto simbólico, sino, esforzándonos por comprehender la lección que la Vida nos enseña. Hay que Valorar a nuestras parejas, pero no solo con palabras, sino con lo que verdaderamente repara: los hechos, una y otra vez, todos los días de nuestra vida compartida.

En conclusión, si uno aprehende a Valorar a su pareja se va a ahorrar muchos dolores de cabeza y lo que resulta aun mejor, se va a ganar un sabroso co-equipero para Vivir y Convivir durante este efímero paso por la existencia.

SOMOS PAREJA Y TE PODEMOS AYUDAR A RESOLVER TUS CONFLICTOS DE PAREJA

 

ORIENTACIÓN AFECTIVA DE PAREJA

Somos una Pareja y estamos convencidos de una Verdad Vital que tiene dos caras: por un lado, la Vida en Pareja puede llegar a ser la más nutritiva y deliciosa fuente de Alimento Afectivo para un ser humano a lo largo de su vida. Pero también, la vida en pareja puede empezar siendo una ingenua ilusión emocional, para después convertirse con el paso del tiempo en la más fastidiosa, amarga, estresante, dolorosa fuente de intranquilidad y Mal-Estar Afectivo.

Como Pareja, somos conscientes de la importancia de este Vínculo Afectivo. Lo hemos vivido y estudiado intensamente desde que tuvimos la fortuna de encontrarnos hace ya siete años. Como dirían las abuelas de antaño, pasamos por los gozosos del enamoramiento placentero. Atravesamos por los dolorosos momentos de ansiedad, ira, angustia, culpa, traición, infidelidad, miedo. Y hemos logrado llegar a los gloriosos, una etapa de nuestra Vida en Pareja en la que después de tanto esfuerzo, por fin conseguimos comprehender que nuestro propósito como Pareja es Trabajar Juntos en la construcción de nuestra relación, la crianza de nuestros hijos y la edificación de nuestra Comunidad Formativa.

Hemos venido acumulando una serie de vivencias, experiencias y conocimientos, que nos permiten poner nuestra pasión por el fenómeno del emparejamiento, al servicio de otras parejas que estén necesitadas de aprehender a resolver adecuadamente los conflictos de su relación.

Este asunto de Vivir y Convivir en Pareja es sumamente difícil. Quizá la materia mas complicada de la Vida. Por eso requiere de la guía y acompañamiento de Parejas que vivan lo que predican. No basta con tener un cartón, se requiere la experiencia vital. El 50% es la teoría, y el otro 50% es la práctica. Tenemos la firme convicción que las parejas en conflicto, mas que terapia, requieren Orientación y Formación por parte de otras Parejas que sientan, conozcan y vivan su situación, además de poder ofrecer una mirada integral y complementaria a las dificultades de su relación.

Como Pareja nos encanta trabajar con y por otras Parejas. Ayudarles a resolver sus conflictos, Orientarlos y Formarlos. Esta es nuestra Causa Vital. Para esto nacimos. Nos dimos cuenta que nuestra sociedad demanda a gritos este tipo de guía y por eso hacemos lo que hacemos.

De modo que si tienes algún conflicto, y estas sufriendo en tu relación, te ofrecemos nuestra ayuda. Sabemos los estragos que estos problemas causan en la vida de una persona, pero éstos no se resolverán si no asumes una actitud proactiva. No esperes que el otro cambie, toma la iniciativa, al final siempre ganaras. Si se resuelve el conflicto ganas, si no, también ganas porque empiezas a aprehender como funciona esto del emparejamiento y tendrás una nueva oportunidad. No volverás a repetir la historia.

Date la oportunidad de aprehender a vivir una satisfactoria vida de pareja. Solo necesitas ejemplos, experiencias y conocimientos.

Luz Adriana Tirado y Andrés Paz

Formadores Afectivos / Pareja Formativa

 

CARTAS A UNA PAREJA EN CONFLICTO #1

 

1 2 3 APAGA EL INCENDIO AFECTIVO

Comprendemos que en este momento están un poco confundidos e inconformes, producto de las frecuentes discordias que se han ido incrementando y que parecen de nunca acabar. ¡¡Tranquilos!!

Saben algo… Nosotros nos hemos hallado en la misma situación en varios momentos de nuestra relación, hemos sentido como si un voraz incendio nos quemara por dentro sin darnos tregua. En los momentos que hemos vivido esa situación, nuestras interacciones se han reducido a actos de señalamiento mutuo, los dos sentimos que el otro no valora lo que hacemos y lo que es peor, que al otro le cuesta reconocer sus propios errores. En fin, nos hemos visto enganchados en una absurda e inútil guerra para ver quien se queda con la razón.

Cada pelea por querer tener la “razón” se convierte en más combustible para que la chispa se vuelva a prender y continúe quemando la relación.  Por fortuna, hemos tenido la paciencia infatigable para escucharnos y conversar, conversar y conversar incesantemente. Pero antes de poder llegar a este punto, hemos tenido que ahogar, extinguir el amenazante  fuego para que no consuma nuestra relación.

Por eso les escribimos en  esta oportunidad, porque queremos compartirles lo que nosotros a partir de nuestra propia experiencia vital y profundización en el estudio del tema hemos aprehendido.

Veamos, se trata de lo siguiente: cuando estamos inmersos en el conflicto, nuestro Sistema Afectivo se inunda rápidamente de Afectos Nocivos y muy dañinos, como por ejemplo: la ira, el miedo, el estrés, la ansiedad, la culpa, el resentimiento, la angustia, el desasosiego y otros tantos Afectos Negativos, que nos llenan de impaciencia e hipersensibilidad. Razón por la que cualquier nimiedad se convierte en motivo para llegar una y otra vez a una enorme discusión.

Mientras no seamos conscientes de este juego, seremos títeres manejados por nuestros instintos. Sí lo que queremos es liberarnos del Mal-Estar Afectivo y contribuir con la tranquilidad de nuestra pareja, es de perentoria importancia aprender las reglas del juego y jugar acorde a éstas.

Por todo lo anterior, a través de esta misiva queremos hacerles un respetuoso y entusiasta llamado a la acción, a la Acción Constructiva. Esa que permite transformar realidades amargas y molestas en realidades dulces y amables. A continuación les compartiremos tres sencillas actitudes, que si las llevan a la práctica con esfuerzo y voluntad, les permitirán entrar en un periodo de tregua para evitar que el incendio afectivo en el que están, los siga consumiendo. Esto es necesario porque posibilita que las emociones, sentimientos y actitudes negativas se pacifiquen, se decanten y así; los dejen actuar con tranquilidad y cordura para iniciar procesos de conversación consciente y permanente.

1. RECONOCER

Cada uno debe dedicarse a reconocer cuál ha sido su cuota de responsabilidad en el conflicto. Sin importar que hizo o dejó de hacer el otro; es importante reconocer que al hallarnos inmersos en un conflicto, sencillamente  somos co-responsables de lo que esta ocurriendo -por razón u omisión-. Cuando nos atrevemos a reconocer que el Mal-Estar que estamos experimentando es responsabilidad nuestra, le damos un garrotazo a nuestro ego y lo reducimos a su mínima expresión. Con el ego bien chiquitico no tendremos mayor problema para reconocer humildemente nuestras equivocaciones e identificar en que estamos errando.

2. RESALTAR

Cada uno debe dedicarse a identificar con objetividad lo que el otro le ha aportado a la relación. Es mucho más constructivo resaltar las fortalezas del otro, en lugar de sentir rabia pensando en que la culpa  del conflicto es del otro. También es clave pensar en las razones por la cuales vale la pena mantenerse en la relación. Aunque sea difícil, resulta de gran ayuda para desconflictuar hacerle saber al otro que somos conscientes de sus cualidades, que reconocemos sus virtudes y los aportes que éstas le han hecho a nuestra vida. Esta práctica resulta muy eficaz  para apaciguar los Afectos Negativos de las dos partes. Si lo hacemos de forma genuina y sincera, lograremos el propósito.

3. NO JUZGAR

Cada uno debe dedicarse a evitar lanzar juicios de valor negativos al otro. Insistir en señalar los errores del otro, en pretender endilgarle la culpa y responsabilidad del conflicto al otro es un despropósito. Con esta actitud tan solo se consigue que el conflicto se escale de forma irracional e interminable. Es bien difícil pero muy benéfico para la relación, callar si no se siente algo positivo para decirle al otro. Cuando nuestro Sistema Afectivo esté limpio y desintoxicado de Afectos Negativos, habrá espacio para manifestar Asertivamente nuestras inconformidades, inquietudes y demás, con respecto a nuestra relación. Pero antes, es necesario crear estados afectivos propicios donde pueda haber disposición y paciencia para escuchar y conversar.

Bueno, eso es todo por ahora, esperamos que logren identificarse y llevar a la práctica esta nutritiva enseñanza de la Afectología:

  1. Reconocer
  2. Resaltar
  3. No juzgar

Si  acuden a este 1 2 3, frenarán la circulación de Afectos Nocivos por sus Sistemas Afectivos. Y ese es el primer paso para empezar a Desconflictuar. Recuerden, el conflicto es inherente a cualquier relación interpersonal, y en el vínculo de pareja es más intenso y frecuente por el grado de intimidad al que se llega. La diferencia la hace la habilidad que tengan los miembros de la pareja para Desconflictuar con voluntad, conocimiento y práctica consciente.

Hasta pronto. Con aprecio sincero,

Luz Adriana Tirado y Andrés Paz

Formadores Afectivos / Pareja Formativa

 

 

 

 

PERDONARTE A TI MISMO: EL PRIMER PASO CUANDO QUIERES PERDONAR A TU PAREJA

Es bastante recurrente que las relaciones de pareja repentinamente se hallen contaminadas por torrentes de Afectos Negativos. En múltiples situaciones, éstos surgen producto de la desavenencia ocasionada cuando alguno de los miembros con o sin intención, le causa algún daño al otro. Esto a su vez, lleva a la contra-parte afectada a experimentar una serie de afectos nocivos como dolor, sufrimiento, angustia, desconfianza, ira y otros, que de no prestarles atención adecuada y a  tiempo, terminan convirtiéndose en resentimiento, rencor, furia y hasta venganza.

Lidiar con este tipo de afectos negativos no es una tarea fácil, si les permitimos habitar nuestro Sistema Afectivo por un espacio prolongado de tiempo, sencillamente se adueñaran de nuestro sentir, pensar y actuar. Razón por la que resulta de crucial importancia identificar con exactitud lo que estamos sintiendo, aceptar y enfrentar los Afectos Negativos para después conscientemente dejarlos volar fuera de nosotros.

Durante los siete años que llevo navegando mar adentro en mi relación de pareja, he tenido que enfrentar fuertes tormentas que por momentos han amenazado con hacer naufragar la relación. Sin embargo, lo que me ha permitido continuar adelante ha sido el haber adoptado una postura activa y constructiva frente a esas emociones y sentimientos de  Mal-Estar.

En primer lugar me he permitido enfrentar cara a cara a mi ego herido. El ego es el primero en protestar por un agravio recibido. Enfrentar el ego resulta demasiado relevante en tanto que, es nuestro ego herido el que sangra, el que sufre, el que se sume en el dolor, el que tiene la necesidad de ofenderse profundamente y busca salidas desesperadas y egoístas para aliviarse. Si nos dejamos guiar por el petulante ego herido, no lograremos sobreponernos  a la situación para observarla y reflexionarla desde afuera con dignidad, tranquilidad, sensatez y cordura.

Si mantenemos centrada la atención en el daño causado por nuestra pareja, no seremos capaces de reconocer con tranquilidad y libres de culpa, que por acción u omisión somos corresponsables del Mal-Estar Afectivo que estamos experimentando. Por el contrario, si conseguimos poner nuestro ego a raya, si lo reducimos a su mínima expresión, seremos capaces de volcar nuestra atención hacia nosotros mismos. Este es un avance importante en la elaboración y construcción de un proceso para perdonarnos a nosotros mismos.

Perdonarnos a nosotros mismos es un proceso que exige profusa paciencia e inquebrantable voluntad.  Paciencia para soportar por algún tiempo el Mal-Estar propio de sentir y pensar que a nuestra pareja no le fue posible ValorarnosCuidarnos y Apreciarnos lo suficiente. Voluntad para llevar a cabo diariamente y a cada momento practicas que nos permitan enfocar nuestra atención en nosotros mismos, en lo que queremos, en lo que sabemos, en lo que hacemos y podemos llegar a hacer y ser con todas nuestras habilidades y potencial. Esta es la mejor forma de evitar que los afectos negativos nos inunden, porque si lo permitimos, éstos nos arrebatarán nuestra preciada e invaluable tranquilidad.

Pensar en nosotros mismos  nos permite tener una mejor Autovaloración. Es decir nos permite evaluarnos mejor, tomar conciencia de todo lo que queremos y no queremos, de todo lo que sabemos y no sabemos, de todo lo que podemos y no podemos, de todo lo que creemos, de todo lo que soñamos y la forma en que podemos materializar esos sueños. Una justa y en lo posible objetiva valoración de nosotros mismos nos permitirá sentir aprecio y estima por nosotros mismos. De esta forma estaremos contribuyendo considerablemente con el cuidado de nuestra valiosa Salud Afectiva.

Sin darnos cuenta, nuestros afectos negativos poco a poco empezarán a transformarsen en Afectos Saludables. Al margen del daño que otro nos pueda causar, tenemos la responsabilidad de transformar esa realidad en una oportunidad para conocernos y valorarnos más y mejor. Tenemos la responsabilidad de cuidarnos y esto implica enfocar nuestra atención en nosotros mismos, en lo mucho que valemos. Es conveniente apelar al Sentido de Autocuidado  para que la rabia, la frustración, la angustia, el resentimiento y todas las emociones y sentimientos negativos que podamos experimentar, se vayan disipando producto de no permitir que la causa de esos afectos nocivos anide en nuestros pensamientos.

Este es un paso importante, si lo practicamos conscientemente con toda seguridad, nos dejará sintiéndonos mucho mejor con nosotros mismos. Lo puedo afirmar categóricamente, por experiencia propia sé que  ¡¡¡funciona!!!

Ahora es necesario tener en cuenta un segundo elemento, o mejor dicho un segundo actor, nuestra pareja. En este caso hay que apelar a la Valoración Interpersonal. Evaluar con justicia y sin apuros el comportamiento de nuestra pareja; lo que han sido sus hechos, su historia, su aporte a la relación, las causas que le llevaron a tener un comportamiento egoísta que nos lastimó, la razón por la que actuó sin pensar en el daño que sus acciones podían ocasionar, los afectos  y creencias que suelen motivar sus actitudes. En síntesis, es necesario que hagamos una concienzuda y lo más objetiva posible,  Lectura Afectiva de nuestra pareja.

Lo que viene después es valentía, carácter, criterio y firmeza para tomar decisiones. Si luego de una concienzuda Lectura Afectiva de nuestra pareja, (sin permitirnos caer en el Autoengaño, sin ver lo que queremos ver, sólo viendo lo que han sido y son los hechos, la realidad) llegamos a la conclusión que lo más sensato es no continuar con la relación… Pues de todas formas estaremos haciendo lo correcto en tanto que seremos capaces de sacarle provecho al  aprendizaje de esa vivencia. Si nuestros afectos están en paz y tranquilos, no estaremos sufriendo por algo que ya esta fuera de nuestro control, y en esa medida seremos capaces de perdonar,  aunque perdonar no siempre implique tener un vínculo con quien nos causó algún daño. Es posible perdonar y tomar distancia cuando las circunstancias así lo ameritan.

Pero si la conclusión a la que llegamos luego de esa concienzuda Lectura Afectiva de nuestra pareja, es que definitivamente vale la pena continuar apostándole a la relación porque los hechos demuestran que aunque en un momento determinado, nuestra pareja actuó sin pensar en el daño que podía ocasionar; tiene voluntad para repararnos y sus actuaciones no han tenido una mala intención de fondo…. Lo que nos queda es asumir una Actitud Formativa y constructiva. Mantener nuestros afectos en paz y tranquilos, evitar  juzgar, comunicar con firmeza y asertividad cual es nuestra postura y como esperamos ser reparados. Estar receptivos y atentos a los actos de reparación que a cada momento debe llevar a la práctica nuestra pareja; como muestra de su voluntad para continuar construyendo la relación y como muestra que es consciente y reconoce el  daño que causó.

En últimas, con todo esto nosotros mismos seremos los más beneficiados. Aunque nuestra relación de pareja continúe o no, seremos capaces de perdonar y el perdonar nos permite ir por la vida ligeros de cargas, libres de culpa, con la consciencia despierta y tranquila. Perdonar nos permite mantener una óptima relación con nosotros mismos. Tener una óptima y satisfactoria relación con nosotros mismos, es lo que nos da la Fortaleza Afectiva necesaria para continuar avanzando con dignidad y decisión; para convertir las dificultades en aprendizajes y oportunidades, para empezar de nuevo una y otra vez, para aprovechar al máximo y con denodado entusiasmo este corto viaje por la fascinante existencia humana.

¿QUÉ SE NECESITA PARA QUE UNA RELACIÓN DE PAREJA FUNCIONE Y SEA FUENTE DE BIEN-ESTAR?

Una vez encontrado el camino de la Afectología, el siguiente paso es recorrerlo. Pero más importante aún, dejar las huellas necesarias  para que otros identifiquen este sendero.

Las huellas son los proyectos que nacen a la luz de la Afectología.

Por tratarse de una Doctrina, la Afectología se sustenta en Modelos de Vida, pero también en textos que den cuenta de esos ejemplos vitales. Este es justamente nuestro primer proyecto. La producción de nuestro primer Libro de la línea dedicada a la Vida en Pareja.

Este Libro busca responder a una pregunta: ¿Qué se necesita para que una relación de pareja funcione y sea fuente de Bien-Estar?

Para nadie es un secreto que la Vida en Pareja es sumamente compleja. Fuente de dichas infinitas pero también de amargos pesares. Un Vinculo Afectivo tan importante en la vida de un individuo debe ser tratado con respeto, solemnidad y claridad. Debemos aprehender sobre el fenómeno del emparejamiento, nos urge como hombres y mujeres aprehender a construir solidas y funcionales relaciones de pareja. Sin temor a equivocarnos, en la pareja esta el origen de todo, no solo de la vida en si misma, sino, de la estabilidad afectiva de toda una familia, inclusive de toda una sociedad, es más, de toda la humanidad.

Por tratarse de un conocimiento tan vital, éste no puede estar sujeto a lógicas egoístas. De modo que este Libro lo iremos publicando poco a poco. Lo compartiremos gratuitamente. Este es nuestro aporte y por ende el de la Afectología, a la construcción de una mejor sociedad. Una sociedad compuesta por hombres y mujeres que aprehendamos a Trabajar Juntos en la construcción de nuestra relación, la crianza de nuestros hijos y la generación de recursos para mantener a flote nuestro viaje en pareja por esta efímera vida.

Así las cosas, a continuación te dejamos un adelanto de la estructura del Libro, todavía le faltan algunos capítulos, pero ya esta listo para ser compartido. Si tienes alguna sugerencia o nos quieres recomendar algún material que consideres nos pueda ser de utilidad, te quedamos muy agradecidos.

INTRODUCCIÓN

PARTE 1

TRABAJAR JUNTOS

CAPITULO 1 TRABAJAR JUNTOS EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA RELACIÓN

Construir un Nosotros

Construir una Comunidad

Construir una Estructura

Construir un Significado

CAPITULO 2 TRABAJAR JUNTOS EN LA CRIANZA DE LOS HIJOS

Crear Conexión Afectiva con los hijos

Satisfacer las Necesidades Biológicas de los hijos

Satisfacer las Necesidades Psicológicas de los hijos

Satisfacer las Necesidades Socioculturales de los hijos

CAPITULO 3 TRABAJAR JUNTOS EN LA GENERACIÓN DE RECURSOS

Este es pues nuestro primer proyecto editorial. Un Libro que propone un modelo de emparejamiento basado en nuestras propias vivencias como pareja, en nuestra experiencia como Orientadores de Parejas  y en la puesta en práctica de las enseñanzas provenientes de la Afectología.

VALORA A TU PAREJA Y EVITARAS DOLOROSOS CONFLICTOS

Esta mañana me levanté pensando que en realidad yo trabajo para la Vida, le sirvo a la Vida. Analizando mi propia historia vital me doy cuenta que la mayoría de mis acciones como ser humano han estado encaminadas a aprehender a ser un trabajador de la Vida. Ahora comprendo el por qué de la dureza y crudeza de mi infancia, sin saberlo, la Vida me estaba marcando un sendero para llegar a servirle.

Como maestra, la Vida encarna la máxima sabiduría. La clave esta en aprehender a escucharla; observarla, conocerla, estar con todos nuestros sentidos dispuestos para captar sus enseñanzas.

Pues bien, el 31 de octubre pasado, reconocimos con mi Mincha el concepto que sintetiza la forma como nosotros le estamos sirviendo a la Vida. Después de un largo y extenuante viaje llegamos a la Afectología.  

Una de las parcelas de este nuevo territorio es la Vida en Pareja. De la calidad de este Vinculo Afectivo depende que el viaje por la vida se haga con Bien-Estar, tranquilos y felices; o con Mal-Estar, intranquilos e infelices. Por eso resulta tan importante, absolutamente determinante, aprehender a construir nuestra relación de pareja.

Tener la fortuna de Vivir en pareja es un Curso que la Vida nos ofrece, no solo para tener sexo, ni únicamente para gozar de compañía, sino también, para cultivar y desarrollar Habilidades Afectivas que nos den la oportunidad de ser mejores Seres Humanos, de ser mejores Aprehendices en el Oficio de Vivir y Convivir.

A veces somos malos estudiantes de la Vida en Pareja, perdemos ciertas materias, incluso, hasta reprobamos el año. Pero en el curso vital de la Vida en Pareja hay una materia que es esencial para ganar el año, para poder vivir un fin de año tranquilo, me refiero a la Valoración de nuestra pareja.

Cuando uno pierde esta materia desata conflictos. Al principio son unas pequeñas chispitas, pero cuando se acumulan, se arman voraces incendios. No es exagerado afirmar que incluso puede convertir la Vida en Pareja en un verdadero infierno; de esos que absorben tu energía, te enferman y afectan tu tranquilidad.

Valorar a nuestra pareja significa cuidarla, evaluar sus acciones con la mayor justicia posible, escucharla, reconocer sus aportes a la relación, exaltarlos, y sobre todo, Valorar a nuestra pareja significa apreciarla.

Cuando uno no cuida a su pareja, y no la defiende de los ataques de ciertos depredadores, corre el riesgo de que se le enferme su relación. Esta es justamente la enseñanza que capté de la Vida en estos días.

Resulta que hay un depredador que puede llegar a ser letal para la relación de pareja si no se le marcan límites a tiempo. Es sumamente difícil reconocerlo, pues esta amenaza es camaleónica, suele camuflarse, es como una especie de lobo con piel de oveja. Pero no solamente su camuflaje hace difícil el reconocimiento de este depredador, sino que, por tratarse de un vínculo tan cercano a nuestras vidas, afecta hondamente nuestros sentimientos. Hablo de la Familia de Origen, específicamente de los padres y hermanos, es decir, los suegros y cuñados de nuestra pareja.

Hay que aceptarlo, existen familias de origen que favorecen la relación, son un valioso apoyo, nos ayudan a crecer como pareja, a construir nuestra relación, a criar a nuestros hijos y hasta a producir recursos. Pero también es cierto que hay otras que son lamentables, un verdadero peligro, una autentica amenaza, y cuando atacan dejan heridas tan profundas y dolorosas que a nuestras pobres parejas les cuesta mucho cicatrizar. Tanto que a muchas se les convierte en un verdadero problema afectivo.

Cuando nuestra pareja ha sido victima de maltrato por parte de nuestra Familia de Origen, y además uno fue indiferente a esa situación; no la defendió en su momento, no la cuidó en su momento, no la valoró en su  momento, provocamos en ella un Mal-Estar Afectivo que inevitablemente lastima la relación.

Ese Mal-Estar Afectivo -como bien me lo enseñó la Vida a través de Eckhart Tolle– toma la forma de culpa, lamento, resentimiento, queja, tristeza, amargura y todas las formas de la falta de perdón que son causadas por exceso de pasado y falta de presencia.

La falta de presencia significa la dificultad para superar ese pasado. En esta situación cae nuestra pareja. La pregunta obligada es… ¿Cómo salir de ahí?

Indudablemente la sanación de esa herida debe ser un trabajo de los dos. Nuestra pareja perdonando, sacándose esas espinas afectivas de su corazón. El perdón es un regalo que nuestra pareja misma se debe dar. De lo contrario, seguirá atada en el pasado y se privará de disfrutar su presente, además se oscurecerá su futuro porque vivirá con zozobra, sin saber que hacer. Esto significa dejar a un lado el papel de victima y asumir una actitud mas proactiva en la solución de la situación, ocupándose de lo único sobre lo que puede tener control: su propia vida.

En el caso nuestro la tarea es reparar. Hacerlo quiere decir, en primer lugar, reconocer que somos responsables por acción u omisión de lo ocurrido con nuestra pareja. Y en segundo lugar, reparar el daño, no solo con un acto simbólico, sino, esforzándonos por comprehender la lección que la Vida nos enseña. Hay que Valorar a nuestras parejas, pero no solo con palabras, sino con lo que verdaderamente repara: los hechos, una y otra vez, todos los días de nuestra vida compartida.

En conclusión, si uno aprehende a Valorar a su pareja se va a ahorrar muchos dolores de cabeza y lo que resulta aun mejor, se va a ganar un sabroso co-equipero para Vivir y Convivir durante este efímero paso por la existencia.